miércoles, 27 de mayo de 2015

Entre sugerencias y renuncias....


¿Abandonar la temática profana….?

Difícilmente, por estos días, podríamos coincidir con el arzobispo de Puebla…., de hecho, Sor Juana tampoco lo hizo hace unos cuantos siglos atrás… . Decimos esto porque juzgamos que sus producciones, sobre todo las líricas, dan cuenta de una tensa contradicción entre el sometimiento a los cánones vigentes y la rebelión contra los límites que su condición de mujer le impone.

Su producción se mueve en dos direcciones aparentemente opuestas: por un lado, aquella en la que se apropia de una tradición literaria y de una estética para jugar con ellas, para imitarlas, parodiarlas y mostrar su extraordinaria capacidad expresiva y, por el otro, el tono confesional ligado a sus intereses personales y a las luchas internas entre rebelarse o someterse a los mandatos sociales y religiosos de su entorno.

Ya hemos visto que en Respuesta, Sor Juana denunció mediante la ironía, las injusticias a las que se veía sometida la mujer en la sociedad patriarcal. Además de reivindicar su derecho al conocimiento, denunció en las Redondillas las injusticias a que estaban expuestas las mujeres, sujetas a prejuicios de una sociedad en las que las reglas las fijaban los hombres.

A través de antítesis, retruécanos, interrogaciones retóricas, entro otros recursos, pretende desenmascarar la hipocresía masculina imperante:

[Lectura y análisis de Arguye de inconsciente el gusto y la censura de los hombres, que en las mujeres acusan lo que causan] Idem bibliografía

Se ha dicho que Sor Juana es la primera feminista; sin embargo, Octavio Paz en Las trampas de la fe, señala que

 “la defensa […] de su sexo no es ideológica: se funda en la moral de la época y en el sentido común. Toca un tópico popular: las relaciones eróticas fuera del matrimonio son pecaminosas, pero ¿por qué los hombres se empeñan en condenar a las mujeres? ¿Quién las seduce, quién las fuerza? […] Es una hipocresía acusar a nuestro cómplice del  delito que ambos cometimos […] En ese sentido la famoso redondilla “Hombres necios” fue una ruptura histórica y un comienzo: por primera vez en la historia de nuestra literatura una mujer habla en nombre propio, defiende su sexo y, con gracia e inteligencia, usando las mismas armas que sus detractores, acusa a los hombres por los vicios que ellos achacan a las mujeres.

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Luego de esto, podemos dudar que Sor Juana, más allá de lo que significa para las Letras Latinoamericanas, fue una mujer extemporánea.

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