miércoles, 27 de mayo de 2015

En la encrucijada: el otro rostro de Sor Juana

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En la encrucijada: El otro rostro de Sor Juana

Sin su consentimiento y más aún, sin su conocimiento, se publica en Puebla de los Ángeles (México), en 1690, una carta redactada a ruego de alguien, con el título:

Carta Atenagórica de las madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo […]. Que imprime y dedica a la misma Sor Filotea de la Cruz, su estudiosa aficionada, en el convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Ángeles

Su contenido, fruto de las “bachillerías de una conversación” mantenida en el locutorio de San Jerónimo, fue una impugnación verdaderamente erudita, al sermón del jesuita Antonio Vieyra.

La reacción no se hace esperar y Sor Filotea de la Cruz toma el guante. Y es así como el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, disimulado bajo el amigable velo de unas tocas monjiles, insta a Sor Juana, en sus “pastorales” insinuaciones, a abandonar:

·         La temática profana en poesía;

·         El estudio de las ciencias humanas, en beneficio de las sacras.

La Carta de Sor Filotea, al mismo tiempo dura y amable, fue respondida tres meses después (01/07/1691).

A medida que Sor Juana Inés, levanta cargos, que se defiende, afirma su yo. La impresión final que nos deja su lectura es que Sor Juana, sometida al tribunal de su propia conciencia, no abdica ni de su conducta como religiosa, ni como mujer, ni como poeta y mucho menos como intelectual. Su carta es, en el fondo, una o muchas preguntas. Preguntas que, al finalizar el largo encabezamiento inicial, ella formula a Sor Filotea, junto antes de empezar su confesión:

quien hizo imprimir la Carta tan sin noticia mía, quien la intituló, quien la costeó, quien la honró tanto (siendo de todo indigna por sí y por su autora), ¿qué no hará?, ¿qué no perdonará?, ¿qué dejará de hacer y qué dejará de perdonar?

En este sentido, rescatamos lo que Octavio Paz señala:

… la Respuesta es un documento único en la historia de la literatura hispánica, en donde no abundan las confidencias sobre la vida intelectual, sus espejismos y sus desengaños. Las reflexiones acerca de las aventuras solitarias del espíritu han sido un tema poco explorado por los grandes escritores españoles e hispanoamericanos. En esto la Respuesta se aparta de las tendencias predominantes de nuestra cultura.

Transcribimos sólo algunos fragmentos que ejemplifican:

·         Su inclinación a la poesía

Bien conozco que no cae sobre ella [la Carta Atenagórica] vuestra cuerdísima advertencia, sino sobre lo mucho que habréis visto de asuntos humanos que he escrito…

… el no haber escrito mucho de asuntos sagrados no ha sido desafición, ni de aplicación la falta, sino sobra de temor y reverencia debida a aquellas sagradas letras…

… no me acuerdo haber escrito por mi gusto, si no es un papelillo que llaman el Sueño.

·         Su amor al estudio y sed de sabiduría

Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar, que fuera en mí desmedida soberbia, sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos.

…no quiero decir (ni tal desatino cupiera en mí) que me han perseguido por saber, sino sólo porque he tenido amor a la sabiduría y a las letras, no porque haya conseguido ni uno ni otro.

·         Lo anecdótico

… no había cumplido los tres años […] y supe leer. Aún vive la que me enseñó, Dios la guarde, y puede testificarlo.

… estar yo leyendo y antojárseles en la celda vecina tocar y cantar, estar yo estudiando, y pelear dos criadas y venirme a constituir en juez de su pendencia; estar yo escribiendo y venir una amiga a visitarme, haciéndome muy buena obra con muy buena voluntad, donde es preciso, no sólo no admitir el embarazo, pero quedar agradecida del perjuicio; y esto es continuamente, porque como los ratos que destino a mi estudio son los que sobran de lo regular de la comunidad, esos mismos les sobras a las otras para venirme a estorbar…

·         La libertad de pensar

Si el crimen está en la Carta atenagorica ¿fue aquélla más que referir sencillamente mi sentir, con todas las venias que debo a nuestra Santa Madre Iglesia? Pues si ella, con su santísima autoridad, no me lo prohíbe ¿por qué me lo han de prohibir otros?

·         La defensa de su sexo

… el leer públicamente en las cátedras, y predicar en los púlpitos, no es lícito a las mujeres; pero que el estudiar, escribir y enseñar privadamente, no sólo les es lícito, pero muy provechoso y útil.

·         La vocación religiosa

… he intentado sepultar con mi nombre mi entendimiento, y sacrificárselo sólo a quien me lo dio, y no otro motivo me entró en la Religión…

Entréme religiosa, porque aunque conocía que tenía el estado cosas (de las accesorias hablo, no de las formales), muchas, repugnantes a mi genio, con todo, para latotal negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir, en materia de seguridad que deseaba, de mi salvación…

·         La confidencia íntima

… no obstante que al desembarazo y quietud que pedía mi estudiosa intención eran repugnantes los ejercicios y compañía de una comunidad; y […]sabe el Señor, y lo sabe en el mundo quien sólo lo debió sabe, lo que me intenté en orden a esconder mi nombre, y que no me lo permitió, diciendo que era tentación; y sí sería. Si yo pudiera pagaros algo de lo que os debo (señora mía), creo que sólo os pagara en contaros esto, pues no ha salido de mi boca jamás, excepto para quien debió salir…

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